Qué calzado llevar a Chichén Itzá: Nuestra experiencia bajo la lluvia con tenis Caterpillar
¡Hola nómadas! Probablemente ya han leído otros de nuestros blogs sobre actividades en Cancún, y si no, probablemente ya sepan que en Cancún hay tours a sitios arqueológicos, parques, y demás atractivos.
Normalmente cuando se compra un tour, los asesores envían una lista de recomendaciones que por lo general incluyen: Calzado cómodo. Pero ¿qué cuenta como calzado cómodo?
Hoy les quiero platicar de nuestra experiencia en Chichén Itzá (¡un tour en donde hay que caminar bastante!). Más allá del obvio atractivo de Chichén, (del que ya he hablado en otros blogs), específicamente quiero hablar de la experiencia de nuestros pies, y todavía para ser más específica: mis amados Converse, contra los tenis Caterpillar de Tote.
Ahora, cabe mencionar que no fue un día cualquiera, ¡nos cayó un diluvio! Bueno, exagero un poco, pero sí nos tocó bastante lluvia.
La experiencia comienza desde que subimos al transporte, que por cierto nos acompañó Jorge, un guía simpatiquísimo, que nos dio las instrucciones del día, y nos recordó, una vez más, que el calzado era importante para tener una buena experiencia. Aprobó los tenis CAT de Tote desde que los vio, no solo porque estaban padres y cómodos, sino que además eran impermeables… cómo no los iba a aprobar.
Ni siquiera diré lo que dijo de mis Converse, pero me quedó claro que él no pensaba que mis tenis eran los adecuados para la ocasión. Aun así, me parecen cómodos y no pensé que fuera a tener ningún problema. Hasta que… tres doritos después, mis pies terminaron empapados y mis calcetines llenos de lodo. Pero me estoy adelantando, regresemos al autobús.
Elegimos la opción Deluxe, que incluía un par de bebidas en el autobús. Tote disfrutó una cerveza, a pesar de la mirada inquisitoria de Del, nuestra asesora abstemia, (o eso dice hasta que llegan los mojitos), y los demás tomamos agua y refresco.
La primera parada fue una experiencia increíble de una ceremonia maya, ya muy cerca de Chichén Itzá. Ahí mismo probamos la comida tradicional yucateca. (Increíble menú, por cierto, muy variado y podías comer todo lo que quisieras). Después llegamos a Chichén Itzá. El día estaba precioso y soleado. Al bajar del autobús, Jorge nos ofreció una sombrilla (para dos personas) y nos dejó con el guía del sitio.
Como es un recorrido que hemos hecho varias veces, esta vez decidimos explorar por nuestra cuenta y reunirnos con el grupo una vez que terminaran. Aprovechamos la majestuosa vista de Kukulkán, para hacer una súper sesión de fotos (aquí la evidencia).
Todo iba perfecto hasta que Chaac nos honró con su presencia. (Dios maya de la lluvia para los que no sepan). Y entonces nuestras sombrillas se convirtieron en paraguas. ¡Gracias Jorge! ¡Cómo pensamos en ti en ese momento!
Lo que un momento antes había sido un camino terroso, ahora eran charcos, lodo y más charcos. Y entonces sí, mis preciados Converse lo sufrieron, y con ellos mis pies. Todos compartíamos la misma experiencia, bueno, Tote no. Los zapatos previamente aprobados por Jorge en el autobús efectivamente resistieron los efectos de Chaac, como podrán darse cuenta aquí abajo. Y obviamente Tote no se la acababa con sus zapatos todo terreno. ¡Y ni cómo refutarlo! Sus CAT sí protegieron sus pies, era el único que no tenía problema en seguir recorriendo la zona.
Cuando el grupo terminó el recorrido, los encontramos en la entrada. Caminamos hasta el autobús, felices por la gran experiencia que habíamos vivido, pero yo honestamente, envidiando un poco a Tote, sus Caterpillar y sus pies secos.
Así que ahora nómadas, cuando hablamos de calzado cómodo, definitivamente nos referimos a estos tenis Caterpillar, excelentes aliados de viaje, ya sea en un sitio arqueológico en Yucatán, o en cualquier excursión del mundo. ¡Seguro resisten hasta al más nómada!
